Comunicar desde el sector porcino: conoce los frenos más habituales

Que comunicar es una necesidad para los seres humanos no es ningún secreto. Pero lo imperiosa que se ha hecho esa necesidad en el mundo actual es más que imprescindible: si no comunicas es que prácticamente no existes.
Y es que, de manera definitiva, vivimos en la era de la comunicación y quedarse atrás es un grave error a nivel competitivo dentro de los mercados, así como de cara al posicionamiento dentro de la sociedad.
Pero cuando empresas, veterinarios y ganaderos del sector porcino analizan el contexto en el que tienen que comunicar, aparecen varios escenarios comunes en los que surgen barreras que nos frenan para llevarlo a cabo.
¿Cuáles son? Analizamos algunas de ellas.
1. La mala imagen
La ganadería en general, y el porcino en particular, han estado asociados a la imagen de una actividad productiva que genera suciedad y malos olores.
Ese tipo de molestias se han reducido notablemente gracias al desarrollo e innovación en materia de gestión de residuos y emisiones. Y aquí encontramos la primera barrera: a pesar de los avances, la imagen que ha calado en la sociedad a lo largo de los años es la que prevalece para muchas personas.
2. Ideas descontextualizadas: cuando comunicar lo hacen terceros
Cada vez que un ataque de grupos animalistas golpea al sector porcino, los mensajes que se envían a la sociedad están fuera de contexto, provocando una desinformación sobre el día a día de las granjas que no se ajusta a la realidad.
Así pues, en este ejemplo el obstáculo es generado por un tipo de comunicación vertida por colectivos externos que obvian (entre otras cosas) las normativas bajo las que trabaja el sector, así como el buen hacer de los profesionales de todos los eslabones de la cadena de producción.
3. Desconexión entre el mundo urbano y el rural
La brecha existente entre campo y cuidad es todavía patente en el siglo XXI. El desconocimiento de la importancia de las granjas como motor económico, social y territorial para las zonas rurales más despobladas agranda aún más esa brecha.
Sin la actividad ganadera el medio rural se vería todavía más desprovisto de vida. Y el campo tiene mucho que decir en el desarrollo de nuestro país.
4. Idealización de la vida en el campo
Al hilo del punto anterior, también existe cierta infantilización e idealización del campo que nos aleja de una realidad de esfuerzo, trabajo duro y compromiso que es necesario comunicar.
La imagen idílica de las granjas donde la vida es placentera e intrascendente se convierte de alguna manera en un escollo a la hora de transmitir el día a día de la producción porcina.
5. Humanización de los animales
Ciertas tendencias de la sociedad tiende a humanizar a los animales de granja. Esto dificulta enormemente la comunicación de la actividad del sector cárnico.
El hecho racional de que el propósito y fin de nuestros animales sea el de convertirse en alimento para las personas, choca con ese sentimiento de rechazo y de injusta falta de sensibilidad que es alentada por esa humanización.

El espejo deformado: comunicar nuestra imagen en la sociedad
Cada freno, cada barrera de las mencionadas la podemos encontrar habitualmente, de forma más o menos explícita.
Tanto si nuestra actividad está circunscrita a la granja, como si somos veterinarios del sector o trabajamos en una empresa relacionada, estos inputs nos llegan a través de la prensa, de las redes sociales o, de forma más directa, en comentarios o conversaciones en persona.
La verdad es que todas estas situaciones juntas conforman un todo que afecta a nuestro prestigio, que daña y deforma la imagen que es percibida por la sociedad. Nos ven reflejados en un espejo deformado.
¿Por qué está ocurriendo esto? Te ofrezco una razón con las que seguro que coincidirás o que, en todo caso, te hará reflexionar para tomar acción.
Se trata del gran desconocimiento que existe sobre el sector porcino. Se desconoce prácticamente por completo cuál es nuestra actividad, cómo y por qué trabajamos y cómo lo hacemos. Y, tristemente, no se conoce la evolución exponencial que hemos vivido en los últimos años.
Lo cierto es que la sociedad en general no tiene la menor idea de lo que hay detrás de una bandeja de carne de calidad de su supermercado habitual, ni todo el trabajo previo al corte experimentado del carnicero o todo el esfuerzo que encierra un plato de jamón que disfrutamos en familia.
Revertir la situación: comunicación activa
Podríamos decir que una de las causas por las que nos encontramos en esta situación es porque en raras ocasiones hemos contado nuestra historia. Como sector hemos estado presentes pero invisibles.
Esa “invisibilidad” comunicativa ha facilitado que el mensaje que ha calado haya sido el de terceros, hablando desde el desconocimiento y la falta de rigor.
Así pues, la sociedad se ha perdido conocer nuestra realidad:
- Somos un sector clave en la economía, líder en exportación.
- Contribuimos a mantener vivas las zonas rurales.
- Innovamos constantemente para cuidar el planeta, que también es nuestra casa.
- Cuidamos el bienestar y la salud de los animales de forma consciente y regulada.
Por lo tanto, debemos hacer llegar estos mensajes (entre otros) mediante una comunicación activa para revertir la situación y posicionarnos desde la información veraz, dando la oportunidad a la gente de conocernos.
Trabajar la comunicación digital y reputacional es un imprescindible en este momento.
Pero también podemos darle una vuelta a nuestra comunicación “quilómetro cero”: no perdamos la oportunidad que contar qué hacemos y cómo lo hacemos a familiares y amigos cercanos. Va a merecer la pena.
Si has leído hasta el final me gustaría saber cuáles son los frenos que te encuentras tú en tu día a día. Puedes dejar un comentario o contactarme para hablar sobre el tema.